Entrevista a Bárbara Lillo: Profesora de inglés y traductora freelance

Desarrollar habilidades comunicacionales y buenas relaciones personales han sido destrezas esenciales para el éxito de esta freelancer.

¿Has escuchado sobre los freelancers que abandonan la capital para vivir en lugares con más espacios naturales y menos smog? La profesora de inglés y traductora freelance Bárbara Lillo es un ejemplo de esto. Hace un par de meses dejó Santiago de Chile para irse a vivir a la costa, a Viña del Mar, para disfrutar su estilo de vida freelance.

Bárbara estudió linguística aplicada a la traducción de inglés y japonés en la Universidad de Santiago y —desde que se graduó en 2008— ha trabajado de manera independiente. Cuando aún estudiaba, una traductora freelance con experiencia la contactó para hacer prácticas (pasantías) en su pequeña agencia y se convirtió en su mentora. 

Bárbara desarrolló su carrera profesional como traductora freelance y ahora disfruta dar clases de inglés online y conectar con sus alumnos

Hace unos días, en una videollamada, Bárbara Lillo me contó sobre las grandes lecciones que ha aprendido como freelancer en los últimos años. Sobre lo que no nos enseñan en la universidad ni en los espacios académicos —habilidades cruciales para el mundo laboral—, y sobre la importancia de construir redes, saber comunicarse y hacer un buen trabajo. ¡No se pierdan esta entrevista!

Tiempo estimado de lectura: 9 minutos

Andrea Miliani: ¿Cómo comenzó tu carrera profesional?

Bárbara Lillo: Siempre llegaban a la universidad preguntando por traductores jóvenes o gente que quisiera hacer prácticas y yo era una buena alumna, así que me postularon para una de estas prácticas y hasta el día de hoy trabajo para una de esas personas. Era una freelance, que ahora tiene su agencia de traducción, que ya había alcanzado su tope de trabajo y necesitaba gente que le ayudara. Ahí entré yo y dos compañeros más. 

Luego de eso yo comencé a trabajar también en otras partes. Mucho por contacto de personas, otros traductores —amigos de estos traductores— que daban mis datos y me escribían a mí. Luego otras personas que sabían que yo era traductora también me empezaban a pedir. Ahí comencé a quedar sin abasto e hice lo de llamar a la universidad, pedir referencias de alumnos y comencé a trabajar con personas que me ayudaban a mí. 

AM: ¿Qué aprendiste con la traductora freelance que te contactó desde la universidad?

BL: Me sirvió mucho como una especie de mentoría en el sentido de que ella conocía otros aspectos del negocio de los que yo no tenía idea. En la universidad te enseñan lo más técnico de la traducción, pero no cómo conseguir clientes, cómo cobrar, cómo hacer una factura, cómo hacer una empresa, cómo hacer una agencia si vas a trabajar freelance o vas a trabajar para alguien, cómo preparar una entrevista de trabajo. Esas cosas normalmente no se enseñan.

Tampoco la otra parte que yo creo que es lo fundamental que son las cualidades humanas. Yo creo que esto se aplica en general a los freelance, pero al menos en las traducciones tienes que ser muy puntal, muy comprometido. No sé si la persona que termina teniendo el trabajo es la que tiene más habilidades duras por así decirlo, o la que tiene las habilidades de ser una persona confiable, que te va a responder el teléfono. Normalmente el traductor es un intermediario: si tú le fallas a este, este le falla al otro, y muchas veces es lo que sucede. 

AM: Qué importantes son los valores, la responsabilidad y el profesionalismo. Igual que los contactos y saber cultivarlos. 

BL: Absolutamente. Esa también es una habilidad que tampoco te enseñan en la universidad. Nadie te dice: “Oye, sería bueno mandarle un regalito a esta persona que te hizo el favor”. A mí me lo dijeron, pero en otras situaciones de vida. En el fondo creo que a mí lo que más me ha ayudado a tener éxito como freelance ha sido cultivar este otro lado: el lado de la persona, de quién soy yo como persona y a la vez como profesional. 

AM: Qué bonito eso. Y haces traducciones de inglés y japonés, pero no trabajas con el japonés. ¿No te interesa o no hay mucho campo de trabajo con el español?

BL: Me gusta mucho, pero la verdad no tengo el nivel requerido del idioma. Para traducir tienes que comprender muy bien ambos idiomas y si bien yo puedo hablar japonés para ir a Japón y vivir mi vida cotidiana, a nivel técnico no. Sobre todo porque en las traducciones no te va a tocar traducir un animé o algo así, cuando traduces japonés normalmente se traducen patentes de productos. Por ejemplo productos químicos o para la minería, y es un  japonés bien técnico. Y hay menos campo, será un 10% comparado con un 90% de opciones que tienes con el inglés.

AM: ¿Y en inglés tienes algún nicho específico? ¿Cuál es el tipo de trabajo que más haces?

BL: La verdad es que ahora casi no hago traducciones. La mayoría de las traducciones las derivo a otras personas que trabajan conmigo. Me puse a hacer clases de inglés y me ha ido bien. 

Las traducciones son un trabajo humanamente demandante porque estás muy solo. Yo comencé a hacer clases de inglés para ver gente, tener relaciones humanas. Eso comenzó a fructificar especialmente el año pasado cuando se volvió todo más complejo con la pandemia, ahí comencé a dedicarle más tiempo. Ahora tengo a dos personas que trabajan conmigo en mi pequeña escuela de inglés que se llama Más Idioma

Pero sí, yo me especialicé en traducciones legales y financieras. Es importante especializarse. Es difícil abarcar todo. Físicamente no te da para saber todo sobre cualquier tema. Y si te reconocen como una persona capaz de ser muy buena en una cosa, te van a llamar más que por ser una persona que hace un poquito de todo, pero que no hace nada muy bien. 

AM: ¿Y has trabajado en otras agencias de traducción?

BL: Yo trabajé en Lionbridge, que en aquella época era la agencia más grande. Mis primeros 3 a 5 años trabajé para allí. Yo le diría a los que están empezando: no te saltes esa experiencia. Es una gran experiencia. Estas agencias gigantes si bien no pagan bien, tienen una cantidad de flujo muy alto y unos estándares de traducción, entonces tú adquieres la habilidad que quizás no pudiste adquirir en la universidad. 

En la universidad todo es bien teórico, pero en la práctica siempre es distinto. Ahí uno se curte en el hecho de trabajar más rápido, de hacer más palabras por hora, trabajar una cantidad de temas gigantes, tratar con clientes con los que a lo mejor tú no vas a acceder de otra manera. Por ejemplo, yo trabajé haciendo traducciones para Google en esta agencia, quizás como freelance no lo hubiera logrado. Es una experiencia muy rica y te va dando experiencia y dinero, no es que no te paguen.

Hay mucha gente que le tiene temor a partir de poco, que dicen “si no me van a pagar el sueldo completo el primer mes no lo voy a hacer”. Pero si tú no sabes hacer el trabajo, primero tienes que adquirir cierta experiencia. 

AM: ¿Y llegaste a usar plataformas online como Upwork o Workana?

BL: Me enfoqué más en una que se llama Proz, que es directamente para traducción, similar a Upwork, pero es para traducciones e intérpretes. Ahí busqué, pero la verdad es que nunca he tenido mucha suerte con las plataformas online. Todo ha sido por contacto personal y recomendaciones. Ahora mismo quizás tengo más experiencia con lo de las clases de inglés y también la mayor parte de mis alumnos llegan por recomendación. Partí con algunos anuncios en Instagram y ofreciendo un buen servicio a un precio superrazonable y luego fui subiendo los precios.

AM: Cobrar siempre es muy difícil al principio. ¿Qué has visto del mercado de traducción? ¿Qué te ha ayudado a ti a saber darle valor a tu trabajo como traductora freelance?

BL: Yo creo que lo principal es hacer un buen trabajo. Si uno tiene la mente muy puesta en cuánto voy a cobrar y todo lo que te importa es el dinero, no te va a ir bien. Por lo que tú te tienes que preocupar es porque la persona reciba algo que esté bien. Eso es lo que te va a dar la pega (trabajo) del futuro porque tú puedes cobrar mucho y hacer una porquería, pero no vas a cobrar más en el futuro. 

Cuando uno parte de las traducciones depende de lo que el otro te quiera pagar. Con estas agencias grandes hay un cierto nivel de negociación y en las más pequeñas también hay precios bastante estándar. Y depende de si trabajas para un cliente en Chile. Por lo menos esta página Proz tiene una tabla de tarifas de traducción para distintos pares idiomáticos y dice cuánto es lo mínimo que se cobra, el promedio y lo máximo, y ahí puedes jugar. 

La plataforma Proz ofrece a los freelancers referencias de las tarifas de traducción por palabra y hora dependiendo del idioma. El rango de precio de traducción por palabra de inglés a español es de 11 a 8 centavos de dólar

Una traducción para Europa o Estados Unidos está entre 80 y 100 pesos chilenos por palabra. Pero en el mercado chileno vas a cobrar normalmente entre 45 y 60 pesos por palabra. Claro, uno dice “mmm… 60 pesos por palabra…” , pero traduces 3.000, 5.000, 12.000 y hasta manuales de 200.000 palabras, ahí vas sumando. 

Es regulado por el mercado y tú también puedes decir “yo cobro esto”. Normalmente uno va haciendo, hablas con otras personas y con agencias y te vas topando con la realidad. 

AM: Claro,  influye tu estilo de vida y dónde estés. ¿Y siempre has sido freelancer?

Una vez trabajé en una oficina por 2 semanas y eso fue todo lo que aguanté porque era muy lento el trabajo. A excepción de esas dos semanas, nunca he tenido un empleo en el que me paguen por estar sentada en una oficina independientemente del resultado que alcance. Siempre me han pagado porque hago una cierta cantidad de palabras en un tiempo determinado, o porque hago una clase. Termino un trabajo y se paga. Entonces estar sentado ahí y ver cómo la gente se toma un café, ver que hay una cantidad de cosas por hacer pero no se hacen, o pasar 5 horas preguntando una cosa, se convirtió en una mala experiencia para mí. No lo soporté mucho. 

Creo que una de las cosas de ser freelance es que tienes otra valoración de tu tiempo. Sabes que si tienes que hacer algo —y terminas en 3 horas en vez de 5—, puedes salir, encontrarte con tus amigos o hacer cosas que son más significativas. En mi caso soy una persona que trabaja para vivir, no vivo para trabajar. Ser freelance me ha permitido financiar cosas que  son esenciales para mí, como el desarrollo de esta parte más humana, trabajar en algo creativo, relacionarme con personas. 

Fotografía que tomó Bárbara en uno de sus paseos en la región de Valparaíso, Chile. Esta profesora de inglés y traductora freelance provecha sus ratos libres para explorar espacios naturales

AM: ¿Y cómo lidiaste con la soledad? ¿Con las clases de inglés online?

BL: Era bien duro, en un momento mi gato era mi acompañante. Después empecé a hacer clases y empezó a ser distinto. 

AM: ¿Cómo son tus horarios?

BL: Trabajo en las tardes porque es el horario en el que las personas tienen más disponiblidad. En la mañana me dedico mucho a otras cosas. Creo que mucha gente tiene esta idea de que los freelance no hacen nada, que tomas té todo el día, pero no es así. Es todo lo contrario, uno tiene que trabajar mucho. La gente que trabaja de forma dependiente delega muchos aspectos a su empresa y tiende a no valorar eso, hasta les dan comida. Como freelance tú tienes que hacerte cargo de todo.

Yo creo que mientras más responsabilidades uno esté dispuesto a asumir de su vida, mayor es la libertad. Esa es la transacción que uno hace. Me hago más responsable para ser más libre. Y en este tiempo tengo más libertad. Yo puedo elegir. 

Como trabajo también con otras personas, si me pasa algo o si un día me siento mal porque me comí algo, no tengo que dar explicaciones a nadie, puedo hablar con la persona que trabaja conmigo y le digo: “¿Puedes hacer tú la clase hoy?”. Y la persona hace la clase. 

AM: Una de las ventajas de tener tu red y tu agencia.

Sí, eso es fundamental. Ahora con Más Idioma justo estoy en un momento de abrirlo a desarrollo de habilidades blandas, habilidades comunicativas que te permitan funcionar tanto en el ambiente laboral como en la vida. Uno tiene que saber hablar, expresarse, pedir las cosas, relacionarse con otros. 

Lo he visto en mismos alumnos. Me ha tocado trabajar con muchos candidatos a doctorado que quieren preparar pruebas de inglés y muchas veces se complican mucho por hacer una presentación. Hay una serie de habilidades que también son necesarias para la vida y que no sé qué tanto se están proveyendo en las instituciones educativas formales. Creo que es una parte que no se toca y no se valora. 

Trabajar con personas me ha puesto a mí en la posición de empleador, y yo como empleador qué quiero: ¿Es más importante para mí que me responda o que haga las cosas perfectas? Yo igual lo tengo que revisar. Es más importante para mí que sea una persona íntegra, honesta, que conoce sus limitaciones y no tiene conflicto con ellas. Que me pueda decir: “Yo no puedo trabajar bajo presión y no puedo hacer traducciones que sean urgentes”. Entonces ya, listo, trabajamos bien porque yo no le voy a dar traducciones urgentes y las que no sean urgentes me las vas a poder hacer sin ningún problema.

AM: ¿Y este cambio de Santiago a Viña es parte de esta libertad? ¿Por qué la costa?

BL: Por dos motivos. Uno es que en Santiago es muy difícil comprar una propiedad porque son carísimas. Y pasa mucho que como freelance no tienes el acceso a las mismas oportunidades, es parte del sacrificio que hay que hacer. No tienes sueldo fijo entonces no entras en este funcionamiento del sistema que solicita ciertas cosas y es más complejo. Entonces no podía optar a un crédito tan alto como hubiera sido necesario para compar un inmueble, era mucho más fácil comprar aquí. Y el segundo motivo es este de la flexibilidad, por lo menos ahora yo estaba haciendo clases online y no necesitaba estar en Santiago. El aire acá es mucho mejor para vivir. Es más tranquilo, hay mucha naturaleza. Este estilo de vida me permite durante la semana ir dos veces a caminar a un cerro o ir a la playa a sentarme. Una situación más agradable. Tengo que conseguir amigos eso sí, que tengan también el horario freelance. 

Fotografía tomada por la traductora freelance Bárbara en uno de sus paseos en sus ratos libres.

¿Qué es lo que más te gusta de este estilo de vida?

BL: La libertad. Creo que el hecho de que mi vida no sea mi pega. No tener que estar forzada a estar 8 horas haciendo algo que no sea significativo, porque para mí tener sentido de lo que estoy haciendo es sumamente importante. Entonces el dinero por sí solo no es significativo, y no es que odie el dinero, pero no es mi único fin. 

Andrea Miliani
Andrea Miliani

Periodista digital, traductora, escritora. En este blog redacto notas sobre mi estilo de vida como freelancer, noticias y consejos.

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